La mejor posición para dormir en caso de arteriopatía periférica
Se evaluó la tolerancia a la marcha y al ciclismo de 19 pacientes con claudicación neurogénica y 11 con claudicación intermitente, primero en posición vertical y luego en 30 grados de flexión, repitiendo las pruebas un segundo día. La postura flexionada mejoró la distancia de la marcha y de la bicicleta, respectivamente, en 11 y seis pacientes con claudicación neurógena. En dos de los 11 pacientes, esta postura mejoró significativamente en más del 100% tanto la distancia de marcha como la de ciclismo. Además, un paciente tenía dolor de claudicación al caminar, pero podía recorrer una distancia ilimitada en bicicleta. Sólo uno de los pacientes con claudicación intermitente podía caminar o pedalear más en la posición flexionada. Aunque algunos pacientes con claudicación neurogénica aumentan su distancia de marcha al flexionarse hacia delante, concluimos que la marcha y el ciclismo relacionados con la postura son pruebas insuficientemente sensibles para distinguir entre la claudicación neurogénica y la intermitente.
¿Es bueno el ciclismo para la enfermedad arterial periférica?
INTRODUCCIÓNLa arteriopatía periférica de las extremidades inferiores (EAP) es una enfermedad cardiovascular aterosclerótica en la que las arterias que llevan la sangre a las piernas y los pies se endurecen, se estrechan y/o se obstruyen debido a la acumulación de ateroma.1 La EAP es un problema común que se cree que afecta a más de 200 millones de personas en todo el mundo.2 La prevalencia total de la enfermedad es de aproximadamente el 13% de los adultos de más de 50 años, y los principales factores de riesgo son el tabaquismo, la diabetes y la dislipidemia.3
El síntoma más clásico de la EAP es la claudicación intermitente (CI). Se trata de un dolor muscular isquémico que suele presentarse en las pantorrillas (pero puede incluir los muslos o las nalgas), que se precipita con el esfuerzo y que se alivia con el reposo (figura 1).4 Se cree que este dolor se debe a un desajuste entre la demanda de oxígeno (del músculo que trabaja) y un suministro inadecuado de sangre (debido al estrechamiento de la vía arterial).5
El tratamiento de los pacientes con CI implica la prevención secundaria del riesgo de enfermedad cardiovascular, lo que incluye dejar de fumar, cambios en la dieta, modificación de los lípidos, tratamiento con estatinas, terapia antiplaquetaria y control de la diabetes y la hipertensión. Además de la intervención terapéutica y la modificación del estilo de vida, el tratamiento primario para abordar el deterioro funcional descrito anteriormente consiste en que los pacientes realicen un entrenamiento físico adecuado, que se consigue mejor a través de un programa de ejercicio supervisado (PSE).14 Esto está respaldado por múltiples directrices de consenso de diversos organismos gubernamentales.15-17,18 Sin embargo, carecen de detalles y coherencia (entre las directrices) en cuanto a los principios adecuados del ejercicio, como la intensidad y la progresión (tabla 1), lo que repercute en su aplicación efectiva. Además de las incoherencias en las recomendaciones sobre el ejercicio, también existe una variabilidad en la ejecución de los programas de ejercicio a nivel mundial, ya que algunos médicos informan de la falta de experiencia o apoyo para guiar la ejecución del ejercicio.19-21
Claudicación vascular ciática
El síntoma más común de la enfermedad arterial periférica en las extremidades inferiores es la claudicación intermitente. El tratamiento con ejercicios beneficia a los pacientes con claudicación intermitente al reducir los síntomas de las extremidades y mejorar tanto la actividad física como la calidad de vida. Sin embargo, una serie de factores restrictivos limitan la participación de los pacientes en los programas de ejercicio supervisado. Este artículo resume el estado actual del tratamiento con ejercicios para recordar a los lectores su importancia para los pacientes con enfermedad arterial periférica y claudicación intermitente.
El síntoma más común de la arteriopatía periférica (EAP) en las extremidades inferiores es la claudicación intermitente [1]. Los pacientes con claudicación experimentan una isquemia muscular reversible que se caracteriza por un dolor persistente similar a un calambre en el músculo afectado mientras caminan. Los síntomas limitan gravemente tanto el rendimiento del ejercicio como la capacidad de caminar. Como consecuencia, la arteriopatía periférica se asocia a una reducción del funcionamiento físico y de la calidad de vida [2].
Se han recomendado programas de ejercicio supervisados como terapias de primera línea para el tratamiento de la claudicación en pacientes con EAP [3-5]. Los objetivos del tratamiento son: (1) reducir los síntomas de las extremidades, (2) mejorar la capacidad de ejercicio y prevenir o disminuir la discapacidad física, y (3) reducir la aparición de eventos cardiovasculares.
Prueba en cinta rodante de la claudicación neurogénica frente a la vascular
El ejercicio tiene un nivel 1 de evidencia de eficacia del National Health and Medical Research Council (NHMRC). Este artículo forma parte de una serie sobre tratamientos no farmacológicos, en la que se resumen las indicaciones, las consideraciones, las pruebas y las fuentes de información adicional para médicos y pacientes.
La claudicación intermitente es un síntoma común en los pacientes con enfermedad arterial periférica (EAP). Los pacientes notan dolor en las pantorrillas y, a veces, en los muslos y las nalgas, que se induce con el ejercicio y se resuelve con el reposo.
Los programas de ejercicio aumentan el tiempo y la distancia de la marcha. Los detalles específicos de los programas de ejercicio eficaces varían. A continuación se presenta un ejemplo de programa de caminata basado en los principios de las intervenciones de los estudios publicados:
La evidencia sugiere que los pacientes motivados se benefician más de los programas de ejercicio. La motivación puede mejorarse mediante la supervisión, las intervenciones psicológicas y con dispositivos como los contadores de pasos, que están ampliamente disponibles.
Aunque los programas caseros no supervisados son beneficiosos, los programas supervisados son más eficaces. Algunos fisioterapeutas y terapeutas del ejercicio pueden ofrecer formación supervisada. En las sesiones supervisadas, se controlan los umbrales de claudicación individuales y otros parámetros cardiovasculares y se ajusta la carga de trabajo en consecuencia.