Genetica de la diabetes tipo 1

Explique la relación de la genética y cómo ésta y el medio ambiente pueden contribuir a la dm tipo i.

Clásicamente, se ha asumido que los SNP asociados a GWAS que caen fuera de las regiones codificantes de los genes afectan a los genes más «biológicamente relevantes» o más cercanos (McGovern et al., 2016). Un problema fundamental de esta suposición es que muchos SNP intergénicos pueden influir en la expresión de genes que son bastante distales (Farh et al., 2014; Schoenfelder et al., 2015). De hecho, nuestra mejor comprensión de la arquitectura cromosómica y de la organización nuclear en los últimos años ha demostrado que las interacciones con las regiones reguladoras (por ejemplo, los aislantes y los potenciadores) pasan regularmente por encima de los genes más cercanos y se asocian con cambios en los niveles de transcripción de genes situados a grandes distancias genómicas. Estas interacciones pueden ocurrir dentro del mismo, o en diferentes cromosomas (Bulger y Groudine, 2011; Sanyal et al., 2012; Javierre et al., 2016).

Nuestra hipótesis es que los SNPs asociados a la T1D, y en particular los SNPs a lo largo del locus HLA asociado a la inmunidad, contribuyen a la patogénesis de la enfermedad al desregular la expresión de los genes de manera específica para cada tejido. En el presente estudio, utilizamos el algoritmo Contextualize Developmental SNPs in 3D (CoDeS3D) para realizar un análisis eQTL espacial y funcional combinado para asignar las variantes genéticas asociadas a la T1D a los genes que regulan. Identificamos redes reguladoras interconectadas de eQTLs asociados espacialmente a la T1D que afectan a las vías inmunitarias (señalización inmunitaria adaptativa y proliferación y activación de células inmunitarias). Demostramos que los SNPs asociados a la T1D tienen efectos en tejidos que no están clásicamente asociados a la T1D, como el hígado, el hipotálamo del cerebro y las suprarrenales. Estos hallazgos proporcionan una plataforma novedosa para el desarrollo de nuevas intervenciones diagnósticas y terapéuticas.

Si el padre tiene diabetes tipo 1, ¿se contagiará el bebé?

Virus de las paperas Paramyxoviridae Pérdida de tolerancia hacia las células β [110]Línea celular de insulinoma humano infectada con paperas (in vitro)Mimetismo molecular [111]Anticuerpos en suero de niños vacunados y no vacunados (estudio clínico)Retrovirus endógeno humanoRetroviridae Influencia de la respuesta inmunitaria [112]Presencia de antígeno en subconjuntos de células T de pacientes (estudio clínico)Parechovirus humano Picornaviridae Inducción de autoinmunidad [113]Muestras de heces y autoanticuerpos (estudio clínico)EchovirusPicornaviridae Mimetismo molecular [114]El Echovirus 9 aislado de un bebé fue destructivo para los islotes humanos (in vitro)

Pruebas de diabetes tipo 1 en hermanos

Los expertos han identificado algunas de las mutaciones genéticas que contribuyen a la diabetes de tipo 1, pero seguro que hay más por descubrir. Pero los genes son sólo una parte de la historia. La mayoría de los expertos creen que las mutaciones genéticas específicas sólo predisponen a desarrollar diabetes de tipo 1, mientras que se necesitan factores ambientales adicionales para activar esos genes.

En pocas palabras, el sistema inmunitario destruye por error las células beta del páncreas que producen la insulina. Necesitamos la insulina para sacar el azúcar de los alimentos de la sangre y llevarlo a las células, donde se almacena para obtener energía. Sin insulina, los niveles de azúcar se elevan a niveles estratosféricos y pueden conducir al coma e incluso a la muerte.

Los científicos no han identificado un gen que cause la diabetes de tipo 1. En su lugar, han descubierto mutaciones en una tribu de genes denominada complejo de antígenos leucocitarios humanos (HLA). Las combinaciones específicas de estas mutaciones (denominadas haplotipos) parecen conferir un mayor riesgo de desarrollar diabetes de tipo 1.

En concreto, estos genes, situados en el cromosoma 6, ayudan al sistema inmunitario a identificar qué compuestos son naturales para el organismo y cuáles no deberían estar ahí. Sin esta capacidad, el sistema inmunitario no tiene forma de saber qué compuestos son amigos y cuáles son enemigos.

La diabetes tipo 1 es recesiva o dominante

región del antígeno leucocitario (HLA) (Singal y Blajchman 1973; Cudworth y Woodrow 1974; Nerup et al. 1974). En las casi cuatro décadas transcurridas desde este descubrimiento, los investigadores han buscado no sólo determinar qué alelos de

al riesgo de T1D, con docenas de loci de los que se ha informado que están asociados a la T1D (Bluestone et al. 2010; Pociot et al. 2010; Steck y Rewers 2011). El mayor de estos estudios, finalizado en 2010, fue el Consorcio Genético de la Diabetes tipo 1 (T1DGC) (Rich et al. 2006). El T1DGC es una colaboración internacional, concebida para crear un repositorio de tamaño y diversidad suficientes para identificar

con diferencia, con odds ratios (OR) que van desde 0,02 hasta >11 para haplotipos DR-DQ específicos (Erlich et al. 2008). Después del HLA, la asociación genética más fuerte de la T1D proviene del polimorfismo en la región promotora del gen de la insulina (OR

Las porciones extracelulares de las proteínas HLA están compuestas por cuatro dominios, que se muestran de forma esquemática en la Figura 2A. En el caso de la clase II, dos de los dominios similares a las inmunoglobulinas son proporcionados por cada uno de los productos de los genes que codifican