Leak cardiologia

Regurgitación aórtica

Los autores informaron de que las fugas pequeñas (>0-5 mm) después de la OAL se asociaron a una incidencia ligeramente superior de episodios tromboembólicos y hemorrágicos, pero las fugas grandes (>5 mm) no se asociaron a episodios adversos, aunque una mayor proporción de estos pacientes se mantuvo con anticoagulación.

Este amplio estudio de cohortes a escala nacional informó de que las fugas pequeñas (>0-5 mm) estaban presentes en aproximadamente el 25% de los pacientes después de la OAL y se asociaban con una mayor incidencia de eventos tromboembólicos y hemorrágicos durante el seguimiento de 1 año. Por el contrario, las fugas grandes (>5 mm) peri-dispositivo no se asociaron con eventos adversos, pero este estudio puede tener poca potencia para evaluar la asociación entre esas fugas y eventos posteriores, dado que las fugas grandes fueron extremadamente raras (<1%) y que una gran proporción de pacientes con fugas grandes se mantuvieron con anticoagulación oral prolongada. Están indicados estudios adicionales para determinar la prevalencia de las fugas peri-dispositivo y su asociación con eventos adversos con los nuevos dispositivos de OAL y también para evaluar las técnicas para mitigar y gestionar dichas fugas peri-dispositivo.

Regurgitación tricuspídea

La esperanza de vida con una válvula cardíaca con fugas depende del tipo de válvula y de la gravedad de la fuga. El perfeccionamiento de la tecnología médica ha tenido un impacto positivo en la mejora de la calidad de vida. Además, la cirugía proporciona mayores posibilidades de supervivencia. Sin embargo, si la válvula cardíaca permeable no se trata, las posibilidades de supervivencia se reducen. Si desea conocer la esperanza de vida de la válvula cardíaca permeable, puede ponerse en contacto con el Hospital Central Ujala Cygnus.

Es posible que no desarrolle sus síntomas inmediatamente. Los síntomas de la estenosis aórtica tardan entre 3 y 5 años en aparecer. Si la enfermedad no se trata, puede perder la vida en los tres años siguientes a la aparición de los síntomas. Sin embargo, tras someterse a una sustitución quirúrgica de la válvula, puede mejorar su calidad de vida. Los pacientes con una válvula sustituida pueden tener una excelente supervivencia a largo plazo. La esperanza de vida mejora excepcionalmente tras someterse a la cirugía.

Es una enfermedad sintomática que provoca disnea y posibilidades de insuficiencia cardíaca. Una vez que se diagnostica la regurgitación aórtica, es necesario realizar una cirugía de sustitución valvular en un plazo de 2 a 3 años. Mejora las posibilidades de supervivencia en los pacientes menores de 50 años. La esperanza de vida de las válvulas cardíacas con fugas mejora en gran medida tras la cirugía de sustitución valvular.

Prolapso de la válvula mitral

La fuga paravalvular (FPV) es una complicación relativamente rara relacionada con la sustitución quirúrgica de las válvulas mitral y aórtica. La mayoría de las FPV no son hemodinámicamente significativas, pero las fugas grandes provocan insuficiencia cardíaca y un mayor riesgo de endocarditis infecciosa. La hemólisis intravascular que causa anemia también es frecuente en las FPV pequeñas. En muchos pacientes la reoperación se asocia a un riesgo muy elevado y se han diseñado métodos alternativos que utilizan el cierre transcatéter. Estas técnicas son menos invasivas y pueden utilizarse en la mayoría de los pacientes de alto riesgo.

La fuga paravalvular o paraprotésica (FPV) es una complicación asociada a la implantación de una válvula cardíaca protésica, ya sea por vía tradicional (quirúrgica) o transcatéter (TAVI). Hasta ahora, las pérdidas paravalvulares se han observado con mayor frecuencia en pacientes a los que se les han implantado quirúrgicamente válvulas bioprotésicas o mecánicas.    La fuga paravalvular o paraprotésica se refiere a la sangre que fluye a través de un canal entre la estructura de la válvula implantada y el tejido cardíaco como resultado de la falta de un sellado adecuado. La mayoría de las FPV tienen forma de media luna, ovalada o redondeada y su trazado puede ser paralelo, perpendicular o serpiginoso. La FPV se observa con mayor frecuencia en las válvulas mecánicas, seguidas de las válvulas bioprotésicas. Se estima que la incidencia de la FPV, incluidos los pequeños chorros no significativos, alcanza el 20%. La FPV también es más frecuente en las válvulas mitrales (hasta un 20%) que en las válvulas protésicas aórticas. No obstante, esta incidencia aparentemente elevada se ha notificado en estudios que utilizan la ecocardiografía transesofágica (ETE), que también puede detectar chorros pequeños y no significativos. La presencia de FPV clínicamente manifiesta que justifica la reparación se ha producido en el 1-5% de los pacientes con válvulas protésicas [1-4].

Válvulas cardíacas

En general, los investigadores comprobaron que el 73,4% de los pacientes no tenía fugas, el 25,8% tenía fugas pequeñas (mayores de cero pero menores de 5 milímetros de diámetro) y el 0,7% tenía fugas grandes (mayores de 5 milímetros), proporciones similares a las comunicadas en estudios de registro y ensayos clínicos anteriores. Aunque sólo entre el 2% y el 3% de los pacientes experimentaron acontecimientos adversos en el año siguiente a la intervención de OIEA, los investigadores descubrieron que el riesgo relativo de estos acontecimientos variaba significativamente entre los pacientes con y sin fugas.

En comparación con los pacientes que no tenían fugas, los que tenían fugas pequeñas tenían un riesgo relativo un 10% mayor de sufrir cualquier acontecimiento adverso importante, un riesgo relativo un 11% mayor de complicaciones hemorrágicas importantes y un riesgo relativo un 15% mayor de acontecimientos relacionados con la coagulación, incluidos el ictus, la embolización sistémica y los ataques isquémicos transitorios. El estudio no reveló diferencias significativas en la tasa de acontecimientos adversos entre los pacientes con fugas grandes y los que tenían fugas pequeñas o no las tenían, lo cual, según los investigadores, se debe probablemente al uso de anticoagulantes en estos pacientes. Las instrucciones del dispositivo WATCHMAN indican que los pacientes que tienen fugas residuales de más de 5 milímetros de diámetro deben considerarse como un procedimiento fallido, y generalmente se les trata con anticoagulantes.